La obra fue realizada para los alumonos de IPE, un lugar donde los límites se corren día a día.
El Instituto de Psicopedagogía Especial de La Plata, más de un centenar de alumnos con discapacidades leves, moderadas y severas trabajan a diario para ir superando sus propios límites. Estudian, progresan, y trabajan en talleres, huertas y criaderos.
Son historias de esas que vale la pena contar e imitar, y que vienen de la mano de escuelas de la Región que protagonizaron distintos proyectos solidario.
Estudiantes del secundario de Nuestra Señora de Lourdes, del barrio La Loma, hicieron una obra de teatro.
La obra de esta vez fue Charlie y la Fábrica de Chocolates.
Profesoras a Cargo de proyecto Carolina Vega y María Ayelén Díaz Lapéergola.
Alumnos de Sexto Año A. Cuarta Promición
A la luz de las palabras, significa adherir o asociarse a una causa; ser responsable por las obligaciones contraídas entre personas.
La auténtica solidaridad comienza, entre otras cosas, con realizar bien nuestro propio trabajo, en este caso fue la obra de teatro junto con los profesores; el de cada día. Consiste en apostar por la excelencia y, a la vez, por una labor socialmente responsable.
Ser
solidario no es un hecho puntual, ni una aventura de verano, sino un
compromiso tenaz, constante con la propia labor que a uno se le ha
encomendado.
Si uno no hace bien su tarea, eso tiene siempre
efectos en la tarea de los otros y la primera norma de solidaridad
consiste en sentirse estrechamente unido a los otros y en comprender que lo que yo no realizo correctamente afecta, directa o indirectamente, a los otros.
La solidaridad es mucho más que sentirse bueno o sentirse mejor por
alguna acción puntual, se refiere a un aspecto esencial del ser
auténtico, de ser uno mismo, de aceptar nuestra identidad y realidad
donde ninguno de nosotros es, sino en la medida de nuestra relación de
compromiso con los demás.
Nadie puede ser -comprendido como
identificarse a sí mismo frente a la existencia-, sin previamente haber
adquirido la conciencia de lo único auténticamente propio que
disponemos: nuestra libre voluntad y capacidad de amar, de darnos a
otros seres por otros seres, de identificar e interpretar sus
necesidades como propias, y atenderlos con la urgencia, perseverancia y
la dedicación que otorgamos a las propias necesidades.
Mientras no comprendamos que sólo en el prójimo podemos ver el reflejo de nuestra verdadera identidad, jamás aprenderemos el sentido de la solidaridad, del compartir, o de la compasión; y así, mientras permanezcamos en este mundo, jamás será posible que comprendamos el maravilloso significado de la Voluntad de Dios y el prolífico sentido de la auténtica misericordia.
Miles de GRACIAS CHICOS Y PROFES.
Las comunicaciones que aquí se muestran son un servicio más, esta comunicaciones se dan primero en el aula y cuaderno de comunicaciones, por lo tanto no las invalida. www.elarcondeclio.com.ar
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