Leyendo a Camile Sée
coincido con que “la historia se repite, lo cierto es que sus lecciones
no se aprovechan”, por eso las grandes revoluciones en el mundo las han
realizado y las siguen haciendo los de abajo, los desposeídos. Ejemplos
como la Revolución Francesa o la Rusa, nos muestran que han sido los
más despojados los que han marcado el rumbo de un nuevo mundo a nivel
político, social y económico. La revolución mexicana no es la excepción.
La historia oficial, la
historia del bronce, la historia de los que ganan tiene el gran defecto
de hacer creer que así de fáciles y sencillas son las revoluciones. Pero
muy pocas veces hacen hincapié en que el hambre y la desprotección
democrática son la mecha de un cambio.
Entrar al estudio
histórico de esta época, Siglo XX, en América y en México es extenso:
traiciones, nepotismo, absolutismo, clientelismo, caudillismo, hacer
oídos sordos a los reclamos no realizados pero sí
prometidos pero sobre todo miseria o simplemente la falta de democracia
son bienes que cuando empiezan a abundar en un país con una mayoría de
clases bajas desprotegida se convierten en un cóctel explosivo que,
tarde o temprano, supone el origen de una revolución social.
Actualmente
la revolución mexicana tiene mucho de mito, de fábula a raíz de la
propaganda fílmica que circula en Hollywood, esto es debido a que ese
país del norte es como una maldición histórica para nuestro México, “tan
cerca de USA y tan lejos de Dios” se escuchaba decir a Porfirio Diaz.
Hacer creer que basta que
haya algún dirigente político iluminado o un caudillo valiente para
convocar a las masas de despojados a rebelarse y derrumbar el poder
constituido, no se logra por generación espontánea. Todo es un proceso.
En honor a la verdad la
revolución mexicana, que contribuyó a formar el México contemporáneo, no
tuvo un carácter homogéneo, sino que consistió en una serie de
revoluciones y conflictos internos, protagonizados por distintos jefes
políticos y militares que se fueron sucediendo en el gobierno de la
nación a partir de 1910.
n el
territorio mexicano existía una insatisfacción a las formas de gobierno,
denominado “Porfiriato” pues existió un crecimiento económico, por lo
que es considerada una época prospera. Porfirio Díaz
duró en el poder 30 años gobernando a mano cerrada, había beneficiado a
los exportadores de bienes primarios ligados al capital extranjero
perjudicando a los campesinos, como consecuencia se habíaformado un
grupo oligárquico que necesitaba esta realidad para seguir engrosando
sus arcas y obstruyendo la oportunidad a otros mexicanos
para ocupar puestos en el gobierno y mejoras en la sociedad. Por lo
tanto las clases bajas se vieron aún más desprotegidas.
Aunque
Porfirio Diaz aportó la estabilidad del país después de años de guerra
independentista, impulsó el surgimiento de caciques y la esclavitud de
los indígenas, modificó la Constitución para reelegirse en siete
periodos consecutivos y permitió las pésimas condiciones laborales de
los obreros. México tenía un presidente que no quería dejar el poder
reeligiéndose periódicamente, sin dar paso a la democracia.
México asumía y
conservaba la valentía por defender la causa de un pueblo aparentemente
“libre” gracias a la guerra de independencia, la única guerra de
independencia americana iniciada, organizada y realizada por las masas
de campesinos que poblaban el país pero que continuaba concentrando el
poder en unos cuantos. Este es sin duda un mal que aun hoy padecemos los
americanos. Los gobernantes no se acostumbran a que el gobierno es una
delegación de poder político por un tiempo, no es un mandato eterno
anunciado por Dios.
Los iniciadores de esta revolución heterogénea o para algunos solo es una sublevación fueron:
- Francisco I. Madero: que pretendía quitar del trono a Porfirio Díaz. Los ideales de Francisco I. Madero ayudaron a que otros personajes en el interior del país se levantaran en armas como Zapata y Villa. Madero fue elegido presidente pero su gobierno enseguida perdió apoyo.
- Emiliano Zapata: gran defensor de la defensa de las tierras comunales. Zapata fue hijo de campesinos, quienes le enseñaron las cualidades del valor y la integridad, las mismas que se vieron reflejadas durante toda su vida como dirigente agrario.En Morelos, los campesinos apoyados por Emiliano Zapata habían logrado hacerse dueños de las primeras parcelas de tierra. Él era el encargado del Ejercito del Sur.
- Venustiano Carranza: en su lucha contra el huertismo, Carranza tuvo ayuda, desde el norte, de Álvaro Obregón, Pablo González y Francisco Villa. Carranza quería organizar bajo su mando todas las fuerzas revolucionarias de todo el país porque éstas se había levantado en armas y portaban una condición anarquica.
- Francisco Villa su verdadero nombre fue Doroteo Arango Arámbula y cuando combatió en la Revolución Mexicana fue apodado como “Centauro del Norte”. El hombre que forjó de sí mismo una historia tuvo esa particularidad de entender las cosas por su propio criterio En 1910, aprovechando una rebelión de peones en su estado natal, se une al bando de Madero, que había entrado en combate directo contra el mal gobierno. Su división norte son hazañas para todos los campesinos del Norte de México.
La
Revolución Mexicana estalló en 1910, fue la antesala de la revolución
rusa que produjo grandes avances en la cobertura educativa, el acceso a
la atención médica, cultura para todos, economía más equitativa, el
derecho a huelga, la jornada de ocho horas de trabajo, prohibición del
trabajo infantil todos derechos consagrados en la Constitución de 1917
pero no creó una cultura política que evolucione y cuyos actores
políticos y sociales no respondan a las necesidades de su entorno.
Durante casi las dos
primeras décadas de principios del siglo XX, la sociedad mexicana estuvo
inmersa en un conflicto que revolucionó todos los órdenes de su
existencia y que transformó profundamente sus raíces como nación y como
“Estado moderno”.
Pero
contrariamente a los enunciados en los principios originarios
revolucionarios, la revolución mexicana edificó un presidencialismo que
persiste hasta nuestros días. En resumen, había una amenaza a la
seguridad de la subsistencia y una acumulación de agravios en las clases
bajas y se trató de resolver.
Eso fue el detonante de
la revolución, pero muchas de las iniciativas quedaron inconclusas
porque se trató de movimientos reivindicativos simultáneos con objetivos
diferentes. Fue el fin de la mayoría de los resultados.
La
revolución no se pudo apuntalar porque no se consolidó un poder estable
en México. Como siempre la historia demuestra que los pobres hacen el
gasto revolucionario a sangre y lágrimas y los poderosos se llevan los
laureles.
“Si quieres ser ave, vuela, si quieres ser gusano, arrástrate, pero no grites cuando te aplasten”. Emiliano Zapata.Publicado en Papel de Periodico. España.
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